El viajero
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En ocasiones tendemos a categorizar una fotografía como buena o mala fijándonos en lo óptimo de su foco, el encuadre ajustado y la definición del conjunto. Esto nos permite seleccionar qué fotografías nos interesan frente a las que consideramos del montón.
Nos encontramos ante un anónimo viajero que posa de manera muy artística ante la cámara. De hecho, es el tipo de fotografía que nos imaginaríamos como escena de una película o como portada de novela. La luz natural a través de la ventanilla del tren ofrece un juego de claroscuros con un gran atractivo fotográfico. Nos recuerda a una posible escena muy habitual en nuestro día a día en cualquier transporte público, y de la que no siempre nos percatamos.
Sin embargo, esta captura que tenemos aquí nos es útil para demostrar cómo una fotografía con una calidad tan pobre puede destacar por encima de otras muchas instantáneas. A pesar de que esté muy desenfocada y de que el encuadre es mejorable, posee una enorme riqueza escénica. La intención era buena, pero la técnica falló. A veces ocurre lo contrario, encontramos excelente calidad técnica aplicada a una escena aburrida y sin interés. En cualquier caso puede considerarse su digitalización si tenemos en cuenta otros factores emocionales.
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